No es una opción que se suela barajar de primeras, pero a la hora de organizar fiestas, reuniones, ciclos y todo tipo de eventos que precisen de un espacio grande en el que desarrollarse, las naves industriales pueden convertirse en una salida más que viable para llevar a cabo dicha actividad. No es casualidad entonces que sean las mismas empresas gestoras, o los dueños de esos espacios, los que postulen su propio anuncio para explotar su nave en este tipo de situaciones. No obstante, salvando la organización de grandes fiestas, el alquiler de naves industriales en Madrid para la organización de otro tipo de eventos, como ciclos, eventos o ferias aún no está tan establecido como en otras partes del mundo.
Una nave industrial ofrece la posibilidad de un espacio grande, amplio y con multitud de posibilidades. Sin ir más lejos, su alquiler podría devengar en eventos organizados como, por ejemplo, los clásicos mítines de campaña política (que se suelen realizar en espacios grandes acondicionados para la ocasión) o las ferias que se van sucediendo en la gran ciudad, que suelen recaer siempre bajo el amparo de IFEMA en Madrid y otros espacios similares en el resto de ciudades.
Sin embargo, la nave industrial, que bien podría ofrecer este servicio sin problemas, no parece todavía asimilada como espacio más allá de la actividad que se desarrolla en ella normalmente: la industrial, el trabajo. No obstante, sí es cierto que, en determinados lugares, se empiezan a ofrecer alternativas de uso para las naves industriales vacías. Para unos se convierten en almacén de reliquias, como es el caso del Ayuntamiento de Tarragona, que alberga materiales de las fiestas, así como otros emblemas, en un polígono industrial de Francolí. Para otros, en cambio, la nave industrial se ha convertido en su centro de entrenamiento. Es el caso de este centro deportivo, en el que Antonio “El Bigotes” entrena a personas sordociegas en el arte del boxeo, para ayudarles así a que puedan socializar con otras personas a través del deporte.
No obstante, la venta de naves industriales en Madrid, pero también el alquiler de las mismas, sigue relegada a lo clásico. La actividad empresarial copa la casi totalidad del mercadeo en este sector, por lo que las naves que permanecen vacías se tratan de mover entre empresarios cuyo objetivo es el de establecer su nuevo negocio en ellas. O trasladar alguno ya instaurado. Continúa existiendo esa visión, llamémosla empresarial, que nos lleva a pensar en una nave industrial como un espacio en el que solo pueden desarrollarse este tipo de tareas. En este sentido, para alquilar (o comprar, algo menos habitual) una nave con fines empresariales existen multitud de servicios. Pero es conveniente saber a cuáles acudir, con el fin de garantizar una adquisición limpia, legal y con garantías, así como la posibilidad de disponer un servicio de asesoría para cualquier eventualidad o consulta.
A este respecto, conocer cuáles son las necesidades primordiales (espacio, entradas, salidas, altura, etc.) en las que nos movemos es básico. Sobre todo en tiempos de “cinturón apretado”, en el que los bolsillos no se abren tan fácilmente y cada metro cuadrado supone una elevación sobre el coste total del movimiento. En este sentido, una de las columnas más importantes que hay que construir antes de efectuar el movimiento consiste en analizar el mercado y comprender cuál es el carácter de nuestra operación. Para ello existen asesores, que quizás puedan ayudar a establecer un mapa de necesidades de una forma más eficaz, para después ofrecer lo que más se ajusta a ellas del catálogo de inmuebles disponible. No conviene olvidar nunca que dejar este tipo de negocios en las manos de un profesional cualificado y con experiencia en el sector es una garantía de éxito en el arrendamiento y posterior explotación del espacio. Por eso es importante saber que gastar dinero en asesorarse puede ser imprescindible, aunque al principio parezca banal; una garantía de ahorro futuro y ajuste a las necesidades previas, tanto en el precio como en las prestaciones. Porque lo mismo da gastar más que disponer de espacio vacío: el resultado es el mismo. El sobregasto.