Cuatro consejos (muy íntimos) para hacer que tu pareja llegue a 25 años de conviviencia

La vida en pareja no es fácil. Y te lo dice uno que lleva con su pareja desde hace 25 años. Sí, un cuarto de siglo. 25 años en los que hemos visto pasar varios Papas en el Vaticano, dos reyes en España, varios presidentes del Gobierno pero eso sí, solo un presentador de Saber y Ganar. Fuera de bromas, solo los que llegamos a esta edad sabemos lo duro que es la convivencia.

Y mas en estos tiempos cuando hay tanta provocación a través de redes sociales o en las propias discotecas. Ahora mismo son muchas las parejas que se separan porque esa frase de “las parejas de ahora no aguantan nada”, está más de moda que nunca. Ya lo decía mi abuela Patricia.

Pues bien, no es fácil llegar a 25 años, y por supuesto, hay muchos baches. Os cuento que hace un tiempo sentí que mi relación estaba en piloto automático. Nos queríamos, sí, pero el deseo estaba escondido. Es cierto que nunca habíamos sido de mucha pasión pero de no hacer el amor en meses…eso no es una pareja.

Y lo curioso es que no me pasó solo a mí, esto le pasa a muchas parejas. Por eso quiero contar cuatro consejos que realmente pueden marcar la diferencia. Cuatro consejos que yo he puesto en marcha y que me ha resultado. Es cierto que las dos partes tienen que poner de su parte, y sobre todo, saber o, mejor dicho, reconocer que tienes un problema.

Hablar sin rodeos

El primer consejo es un clásico, pero cierto. Parece una tontería, pero muchas veces nos cuesta decir qué nos gusta y qué no. Yo recuerdo la primera vez que nos sentamos a hablar de frente sobre el tema: al principio daba hasta vergüenza.

Pero cuando se abrió la puerta, entendí lo liberador que es poder decir: “Oye, me encantaría probar esto” o “cuando haces esto me encanta”. Ella se dio cuenta de lo mismo. La comunicación es el primer paso para que el deseo vuelva a respirar, pero claro, hay que reconocer que tenemos un problema.

Salir de la rutina… de verdad

Una pareja se apaga si siempre hace lo mismo. Y no hablo solo de la cama: cambiar de lugar, sorprender con un plan inesperado, dejar los móviles a un lado y dedicarse tiempo de calidad. Un día me di cuenta de que mi mujer y yo estábamos más tiempo mirando al móvil que el cuerpo del otro. En tercera persona, podría decirse que las parejas que se arriesgan a hacer cosas nuevas suelen recuperar esa chispa que parecía perdida. En mi caso, una escapada improvisada fue más afrodisíaco que cualquier copa de vino.

Jugar con la imaginación

El deseo también vive en la cabeza. Atreverse a fantasear, enviar un mensaje sugerente en mitad del día o probar un juguete nuevo puede encender más que cualquier película. Yo descubrí que cuando me animé a compartir una fantasía, no solo me quité un peso de encima, sino que encontré a alguien dispuesto a jugar conmigo. Es cierto que después de 25 años es jodido, pero también te digo que merece la pena.

Probar experiencias nuevas juntos

Y aquí viene uno de los secretos mejor guardados, que me recomendaron y la verdad es que salió muy bien. Acudir a un centro de masajes eróticos para pareja. Al principio pensé que era raro, incluso me daba un poco de pudor. Pero la experiencia fue brutal.

Como me dijeron en Kul Kalyaan , especialistas en masajes, solo era cuestión de relajarse y disfrutar. Una experiencia única con tu pareja, que puede aportaros mejoras y mayor conocimiento en vuestra relación, y la verdad es que así fue. Y no, no es caro.

Imagínate un ambiente cuidado, música relajante y un masaje que empieza siendo relajante y acaba siendo un chute de energía sexual compartida. Salimos de allí mirándonos con otros ojos, con complicidad y con una sensación de haber descubierto un terreno nuevo que nos unió más. Y sí, con ganas de repetir.

Estos son los cuatro consejos que quiero regalarte para que tu pareja pueda llegar también a a los 25 años y mucho más.

Al final, mejorar la vida sexual no va de fórmulas mágicas, sino de atreverse a salir de la zona de confort. Yo lo viví en primera persona, pero lo veo en tantas historias: la rutina mata, pero también se puede vencer con ganas, honestidad y un poco de picante. Eso sí, hay que poner ganas por parte de todos.

 

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