Lo que nunca nos han dicho sobre la psicología en las mujeres 

Recientemente tuve la clásica situación en el transporte público de esas que te dejan pensando un rato incluso después de haber llegado a tu destino. Y es que en los transportes públicos se podrían escribir cientos de miles de páginas de situaciones, a veces graciosas y otras no tan graciosas, como es el caso.  

En este caso, una chica de mediana edad se puso a llorar desconsoladamente en el bus, sin haberle dicho nadie nada, ni tener nadie a su alrededor que pudiera haberle dicho nada. Pero la realidad es que en la vida no tienes que tener a nadie cerca o lejos para ponerte a llorar de repente.  

No nos damos cuenta de la presión a la que estamos sometidos, hoy más que nunca la cantidad de estímulos que recibimos puede saturarnos, generando situaciones de alto estrés, que si ocurren de manera sostenida pueden acabar produciendo síndrome de burn out, o incluso depresión. 

Y concretamente, en las mujeres, estas situaciones suelen darse con mayor frecuencia. Siempre se han dado, pero lo cierto es que no ha sido un tema de relevancia en la sociedad porque en muchas ocasiones se consideraba algo normal que iba implícito con ser mujer. Y en la actualidad se le da más relevancia a este tema, pero quizá no tanto como se debería.  

Las mujeres sufren estrés de manera diferente a los hombres 

Tras tener esta experiencia, he descubierto algo que no conocía, y es que la manera de gestionar el estrés es diferente entre mujeres y hombres. Esto es algo que se afirma de forma estereotipada con ejemplos que no vamos a repetir porque rozan lo desagradable, pero vamos a dar datos que lo justifican. 

Para empezar, es necesario comentar que en la mayoría de los estudios sobre los trastornos solo se utilizan ratones macho, lo que deja de lado el comportamiento de las ratones hembra. Y por ello muchos estudios se han centrado en analizar estas diferencias, tomando como referentes las hormonas, que son los grandes indicadores diferenciados de ambos sexos.  

Nuestras hormonas definen nuestro comportamiento, y si bien todos, hombres y mujeres, tenemos testosterona y estrógeno en nuestro organismo, los niveles varían de cada individuo a otro ya sea por factores genéticos o circunstanciales. Y quizá el mejor ejemplo son los niveles de estrógeno en las mujeres que aumentan o disminuyen según el momento del ciclo menstrual.  

Pero para entender estas grandes diferencias, vamos a tratar un estudio que expresa que progresivamente nos encontramos con pruebas más sólidas de que la existencia de diferencias entre ambos sexos a nivel de anatomía cerebral, neuroquímica, y los patrones de respuesta y activación a diferentes estímulos ambientales es lo que diferencia porqué los hombres y las mujeres tienen comportamientos diferentes al estrés.  

La dificultad de recuperarse de una adicción siendo mujer  

La ejemplificación perfecta de cómo los hombres y mujeres sufren los trastornos mentales de manera diferente es en cómo unos y sufren las adicciones. Existen diferentes reales y medibles de cómo el consumo de sustancias en las mujeres genera unos traumas en las mujeres que son sorprendentes la primera vez que las lees.  

Por eso, existen profesionales que tratan de manera específica a las mujeres, y hemos hablado con Núria, la directora terapéutica de Dona Addiccions para que nos de su punto de vista en este asunto, ya que es una terapeuta especialista en adicciones con una alta sensibilidad en perspectiva de género. Según nos ha comentado, acompañar a las mujeres que sufren adicciones a sustancias psicoactivas requiere de una alta sensibilidad debido a la estigmatización que se hace de la mujer, y por eso se utilizan técnicas para evitarla desde el primer momento.  

Y es que desde el punto de vista psicológico, la probabilidad de sufrir adicciones y trastornos mentales son mayores que en hombres. Generalmente se diagnostica más a menudo en mujeres que en hombres los trastornos de estado de ánimo, agorafobia, depresión o trastornos alimentarios. A lo que hay que sumir que las mujeres tienen mayor probabilidad de sufrir abusos sexuales o físicos, así como violencia interpersonal.  

Este último dato nos abre los ojos de que, a pesar de que, por parte de las autoridades y administraciones públicas, se hace un trabajo por la igualdad real, todavía nos queda mucho camino que recurrir. Porque nos falta una programación de intervención específicos para traumas que conecten los traumas y los síntomas con el consumo de sustancias, depresión, ansiedad… con el género de la persona que los sufre para dar con el mejor tratamiento para el paciente.  

Para finalizar, es importante reflexionar sobre cómo tratamos a las personas que sufren traumas, adicciones o enfermedades mentales. La empatía es clave, y el respeto mutuo también. Pero hay que tener en cuenta todo lo que hemos aprendido hoy, y es que dado que las mujeres son más propensas a sufrir este tipo de situaciones, hay que aprender a tratarlas según su situación concreta, evitando en todo momento hacer generalizaciones o utilizar estructuras mentales que les puedan hacer sufrir el estigma de todo aquello que sufren.