Donde hubo fuego, cenizas quedan. Dale otra oportunidad al amor.

Al principio todo parece maravilloso. Los primeros meses, los primeros años, pero poco a poco se convierte en una rutina tediosa que pocos son capaces de soportar. El matrimonio no es fácil, y mucho menos eterno, y cada día se divorcian millones de personas en todo el mundo. Las más optimistas, o las menos quemadas, intentan arreglarlo, tomarse unos días de vacaciones juntos, ir a terapia o incluso, tener un hijo, opción esta última muy poco recomendable, ya que son innumerables los casos en los que la situación se ha empeorado después de que el hijo o hija hubiese nacido.

La terapia de pareja es algo que está de moda, o por lo menos es una tendencia muy actual. Miles de parejas demandan psicoterapia en un intento de recomponer su relación, de volver a ser felices juntos, de quererse como la primera vez. Pero esto no siempre es factible, todo cambia,  y las relaciones también, y perder la chispa del principio no significa necesariamente que el amor se acabó, sino que mucha veces puede ocurrir que se ha entrado en una etapa más tranquila, menos apasionada, pero más racional. En otras ocasiones, sencillamente la cosa ya ha reventado y no se puede hacer más. Los celos, los rencores, las malas palabras que no siempre se las lleva el viento, van haciendo mella en la pareja, y de pronto, se acabó, ya no queda nada de lo que un día habían sido. Como si el viento del oeste hubiera barrido toda una vida de amor, dejando los corazones vacíos…

El Dr. José A. Hernández Hernández atiende multitud de casos en su consulta relacionados con las crisis de pareja, con más de 25 años de experiencia como Especialista en el Hospital P. de Alicante y actualmente como Facultativo Especialista en Psiquiatría con dedicación preferente a la atención ambulatoria de enfermedades mentales. Además, ha participado en numerosos foros y congresos, tanto nacionales como internacionales. Su carrera profesional está avalada por los cientos de casos de éxito que atiende, ya sean trastornos de ansiedad, afectivos, psicóticos, de personalidad, de la conducta, alcoholismo y drogodependencia, trastornos propios de la tercera edad, etc…

La terapia de pareja en aumento en los últimos años

Puede que sea por la crisis económica o porque el romanticismo ha vuelto, pero lo cierto es que cada vez hay más personas que deciden darle una segunda oportunidad a su relación en intentarlo de nuevo, desde el principio, sin secretos, ni mentiras. Y así, cada día los gabinetes de psicología de toda España se llenan de parejas que buscan ayuda para reconciliarse con su pareja y con ell@s mismos, por eso acuden a la terapia de pareja.

La terapia de pareja sitúa a ambos miembros en un punto de inflexión: o lo hacemos, pero lo hacemos bien, o rompemos, y eso es lo que tratará de dilucidar la terapia.

En muchas ocasiones el trabajo, la rutina, la crisis económica, problemas con los hijos o con la familia, se apoderan de nuestra vida, no dejándonos ver más allá, si poder ver que ahí al lado, aquí, con nosotros, tenemos una persona dispuesta a ayudarnos, a escucharnos y a comprendernos. Pero no, la ansiedad no nos deja ver, y entonces lo pagamos con quien menos culpa tiene. La pareja en este caso se convierte en una especie de sparring condenado a recibir.

En otros casos la pareja ha entrado en una especie de monotonía de la que no consiguen salir, ya sea por falta de imaginación, de tiempo o de ganas. Y este verdaderamente es un problema, por lo que debemos plantearnos si  realmente es la persona adecuada para nosotros, si de verdad es con quien debemos estar para el resto de nuestras vidas, o si es la pareja adecuada en este momento de nuestras vidas.

La terapia de pareja intentará mejorar la relación de la pareja o en caso de no ser posible, acabar con ella. Y así, el o la profesional, prestará especial atención a la comunicación entre ambos miembros de la misma, intentando mejorarla, y que ésta sea lo menos tensa posible.

Charla cada día con tu pareja, preocúpate por su día, haz el amor… y si ves que no funciona, rompe.